Pelayo Díaz se rompe en ‘Supervivientes’: «Nunca lo había contado»

Pelayo Díaz ha abierto su corazón como nunca antes. Durante su paso por el temido puente de las emociones en Supervivientes 2025, el asturiano ha compartido uno de los relatos más desgarradores de la edición. Con la voz entrecortada y visiblemente afectado, Pelayo ha revivido episodios traumáticos de su infancia. Una experiencia que jamás había contado. Ni siquiera a sus padres.


Una infancia marcada por el bullying

Pelayo ha comenzado revelando su etapa escolar en un colegio de monjas. «Estudié catorce años en un colegio del que nunca he dicho el nombre», confesó. Allí, según relató, sufrió bullying desde muy pequeño. «Era el enano, el maricón… No se me escuchaba, no se me hacía caso», declaró con dolor. Sus palabras resonaron con fuerza entre sus compañeros y los espectadores.


Pelayo rechazado y silenciado

Pelayo también compartió cómo, en el colegio, solo tenía amigas. Nunca lo elegían para jugar al fútbol. Se sentía más comprendido entre las niñas. Pero incluso ese pequeño refugio emocional le fue arrebatado. «Un día llegué a clase y ninguna de mis amigas me hablaba», recordó. La razón fue tan absurda como cruel: una monja pidió que no se relacionaran con él. Según le confesó una compañera:
«La monja nos dijo que no habláramos contigo porque tienes que hablar con los niños». Aquello le marcó profundamente. «Me quedé sin amigos. Estuve una semana sin que nadie me hablara», explicó.


Consecuencias emocionales que arrastra hasta hoy

Ese dolor, que arrastra desde la infancia, ha moldeado su carácter. «Tuve que ser cortante para que se me escuchara», reconoció. Una actitud que, con el paso del tiempo, ha intentado cambiar. «No hace falta ser así. La gente ya me escucha y me valora», aseguró. A pesar de su evolución, admite que todavía le cuesta gestionar algunas emociones. «Me está costando muchos años de terapia», confesó sin filtros.


El mensaje poderoso sobre salud mental de Pelayo

Durante su relato, Pelayo subrayó la importancia de la terapia. Un proceso difícil pero necesario, según sus palabras. Reconoció que a veces paga su dolor con quienes más quiere. «Con mi hermana tuve una discusión muy grande hace tres años», compartió. Dijo que le dolió profundamente haberle hecho daño. «Siento que no hace falta dar esos golpes en la mesa», reflexionó. Una declaración que conmovió tanto a la audiencia como al resto de concursantes.


Valentía en estado puro

Pelayo Díaz ha demostrado una valentía admirable. Su testimonio va más allá del entretenimiento. Es una llamada de atención sobre el bullying, el rechazo y las heridas emocionales que nunca sanan del todo. Con sus palabras, ha dado visibilidad a una realidad que aún sufren muchos niños. Y ha mostrado que sanar es posible, aunque requiera tiempo, apoyo y amor propio.


Un momento televisivo para recordar

El paso de Pelayo por el puente de las emociones será uno de los más recordados de esta edición. No por el espectáculo, sino por su honestidad. Por abrir una herida con la esperanza de cerrarla, y de ayudar a otros a cerrar las suyas. Una lección de vida que merece ser escuchada.

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