España ha dado un paso que pocos imaginaban. RTVE ha anunciado oficialmente que España se retira de Eurovisión 2026 después de que la Unión Europea de Radiodifusión (UER) confirmara la participación de la cadena pública israelí KAN. La noticia, inesperada y cargada de tensión, marca un punto de inflexión en la relación histórica entre España y el certamen musical.
La decisión llega tras la votación celebrada en la 95ª Asamblea General de la UER, donde se aprobaron nuevas normas internas que, según la corporación española, consolidaban la continuidad de Israel sin permitir una votación específica sobre su presencia.
El detonante se produjo cuando RTVE, junto a otros siete países, pidió que la votación se realizara de forma secreta para garantizar un proceso democrático. Sin embargo, la presidencia de la UER rechazó esta petición. En su lugar, se votó únicamente el paquete de normas propuesto para la edición de Viena 2026.
Al ver que el reglamento salía adelante, la cadena pública española activó lo anunciado meses atrás: si Israel seguía en Eurovisión, España no continuaría. Un compromiso firme que el Consejo de Administración había aprobado en septiembre y que ahora se ha hecho efectivo.
RTVE confirmó también que no emitirá Eurovisión 2026, ni las semifinales del 12 y 14 de mayo, ni la final del día 16. Además, Países Bajos, Irlanda y Eslovenia se han sumado a esta retirada coordinada, dejando en evidencia una fractura interna inédita en la historia reciente de la UER.
En el comunicado oficial, RTVE explica que la gestión del proceso “acrecentaba la desconfianza” hacia la organización del festival.
La intervención de Alfonso Morales, secretario general de la Corporación, fue especialmente contundente.
Morales señaló que, a pesar de valorar algunas medidas adoptadas por la UER, estas resultaban “insuficientes”. También expresó sus dudas sobre la idoneidad de mantener la participación israelí en un contexto internacional delicado y cargado de tensión.
Según explicó, la situación hacía “cada vez más difícil mantener Eurovisión como un evento cultural neutral”, especialmente por la percepción de que algunos países utilizaban el impacto del certamen para trasladar mensajes políticos. RTVE remarcó que esta preocupación se centraba en garantizar un festival transparente y libre de presiones externas.
RTVE expresó además inquietud por la instrumentalización del voto en las últimas ediciones y por la falta de sanciones cuando se detectaban irregularidades.
“Debemos evitar los dobles raseros”, afirmó Morales. Su mensaje fue claro: sin neutralidad, la confianza desaparece.
La corporación insistió en que todas las votaciones relacionadas con la situación de Israel debían ser secretas y pidió una suspensión temporal de KAN mientras se analizaban las condiciones de su permanencia. Esa votación nunca llegó.
Poco antes de la Asamblea, el presidente de RTVE, José Pablo López, ya advertía en redes sociales que la reunión generaría “la mayor tensión interna” de la historia de Eurovisión. Su mensaje fue un aviso de lo que vendría.
Con la aprobación de las nuevas normas —738 votos a favor, 264 en contra y 120 abstenciones— RTVE consideró agotada la vía institucional. El siguiente paso, anunció, era inevitable.
La salida de España del festival supone un hecho histórico: será la primera ausencia desde 1961, tras 65 participaciones consecutivas y un papel clave como miembro del conocido Big Five, el grupo de países que más aportan económicamente al certamen.
El impacto en la comunidad eurofán es enorme. España no solo aporta tradición: aporta cultura, audiencia y proyección internacional. Y, de momento, no hay señales de que la retirada sea definitiva.
RTVE deja claro en su comunicado que su postura nace del respeto y de la preocupación por la situación actual dentro de la UER, y expresa su deseo de que en el futuro se pueda “continuar unidos”. ¿Ocurrirá? ¿Cambiará el tablero antes de 2027? Nadie lo sabe.
Lo que sí está claro es que esta retirada representa un mensaje rotundo sobre los límites del festival y su supuesta neutralidad. Un gesto que muchos no esperaban y que, para otros, era inevitable.
España abandona Eurovisión en uno de los momentos más convulsos de la UER. La decisión no solo redefine el mapa del certamen, sino que abre una conversación más amplia: ¿debe Eurovisión replantear su modelo? ¿Puede sobrevivir a la pérdida de varios países clave? ¿Vendrán más salidas?
Lo que viene puede cambiarlo todo. Y apenas acaba de empezar.
¿Qué opinas de la retirada de España de Eurovisión? ¿Crees que volveremos pronto? Te leo en los comentarios.
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