Lo que nadie imaginaba sucedió en la tarde más intensa de OT 2025. Los seis concursantes que siguen en la recta final vivieron un momento para el recuerdo: la visita inesperada de Amaia y Aitana, juntas, ocho años después de aquella edición que cambió la historia del formato.
Aunque ambas habían vuelto por separado en temporadas previas, nunca habían coincidido dentro de la academia. Y esta vez, la idea partió de Aitana, empeñada en revivir un pedazo de su pasado en compañía de su eterna compañera.
El resultado fue un torbellino de emociones, nostalgia y confesiones que nadie vio venir.
Antes de abrirse la puerta roja, Noemí Galera reunió a los chicos en el sofá. La sorpresa fue inmediata: las dos artistas entraron casi conteniendo la respiración.
Porque sí, estaban tan nerviosas como los concursantes.
“Nosotras estamos nerviosas. Esto es más que cualquier cosa”, confesó Aitana. Amaia, siempre espontánea, lo confirmó: “Venir juntas me pone aún más nerviosa”.
La energía se contagió al instante. Las sonrisas, también.
Uno de los momentos más inesperados llegó cuando ambas recordaron cómo, al salir del programa, se enfrentaron a una competitividad silenciosa creada desde fuera.
Amaia lo soltó sin rodeos:
“Nos dijimos por primera vez que nos habíamos tenido envidia”.
Aitana lo completó con humor, pero también con sinceridad:
“Yo también la he tenido envidia porque ella era la guay y yo era el producto”.
Amaia, fiel a su ironía fina, remató:
“Y yo la perdedora, la maldición del ganador”.
Más adelante profundizaron en ese sentimiento generado alrededor de ellas: comparaciones constantes, titulares enfrentándolas y una presión que, con los años, aprendieron a desactivar.
Ambas dejaron una reflexión clave para los concursantes actuales:
La competitividad sana es normal, pero obsesionarse con quién triunfa más es tóxico.
Durante la charla, Amaia y Aitana contaron que todavía sienten nervios al volver a Operación Triunfo. No por malos recuerdos dentro de la academia, sino por todo lo que vino después.
Aitana preguntó incluso si en OT 2025 contaban con psicólogo, destacando que en OT 2017 no lo tenían:
“Creo que se dieron cuenta de que salimos un poco…”, insinuó entre risas.
También aclaró unas declaraciones recientes en las que decía que no podía volver a subirse al escenario del programa. Explicó que no era por maltrato, sino porque ese escenario le impone un respeto casi reverencial.
“Aquí cambió todo para mí”, admitió.
La visita estuvo cargada de recuerdos de OT 2017, desde los míticos sanjacobos hasta las notas que se pasaban por debajo del baño.
Recordaron cómo Miriam Rodríguez enseñó a maquillarse a Aitana y cómo vivieron una Nochevieja peculiar delante de las cámaras.
Amaia revivió un clip viral:
“Lo de Nerea saltándose páginas”.
Aitana intervino entre carcajadas para aclararlo:
“Nos decían que le hacíamos bullying, pero no. Es que iba muy adelantada y nos daba rabia”.
Mencionaron además a Roi Méndez, a Martí —el hijo de Tinet Rubira— y a otras amistades que marcaron su paso por el concurso.
Uno de los grandes titulares llegó cuando Amaia soltó, sin darse importancia, que se coló en la academia en verano.
Estaba grabando cerca, conocía el camino… y entró.
“Pensé: ¿qué me van a decir?”, relató entre risas.
Los trabajadores la descubrieron y avisaron a Noemí, que confirmó la anécdota divertida:
“Si es que es su casa”, dijo entre risas.
Incluso llegó a entrar en las habitaciones antes de que la pillaran.
Para cerrar la visita, todos se reunieron alrededor del piano de la sala de Manu Guix. Amaia interpretó Tengo un pensamiento junto a Olivia, y después ambas cantaron Superestrella acompañadas por todos.
“Da pena irse. No me quiero ir todavía”, reconoció Amaia.
Antes de marcharse, derribaron la mítica torre de Lego de Guille Toledano, cerrando así un capítulo que quedará para siempre en la memoria de OT 2025.
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